Nosotros luchamos por llegar a nuestra meta y alcanzar nuestro propósito en la vida, pero muchas veces dejamos la carrera por miedo, por lo difícil que es o porque hemos caído y no creemos que podamos levantarnos; pero esta última idea es muy falsa, aún existe una meta y podemos llegar.
En realidad, debemos aprender a correr hacia la meta con
paciencia, aunque parezca contradictorio es la verdad. La perseverancia que
tengas será un pilar importante para que puedas llegar a la meta.
Muchos pasaremos por un recorrido duro, difícil, que incluso nos
marcará y lastimará, pero todo valdrá la pena porque al final llegaremos a
nuestra meta y la corona de la Vida es la que nos espera como premio a nuestra
perseverancia y paciencia en nuestra carrera.
No te des por vencido, sigue corriendo sin desmayar que lo que tienes por delante es mejor que cualquier trofeo.
No te des por vencido, sigue corriendo sin desmayar que lo que tienes por delante es mejor que cualquier trofeo.
La palabra de Dios dice “Hermanos, yo
mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Filipenses 3:13-14 (RV-1960)
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